miércoles, 23 de diciembre de 2009

Oda a destiempo









Oda a destiempo



( Alguna vez
supimos amar
y fuimos demasiado niños…)





Vivíamos en una casita
pequeña pequeña
de árbol
en lo alto
llena de minúsculas ventanitas
por las que nos asomábamos
.............curiosas cabezotas de verdes calabazas cabellozas
......ojitos de buey
breves agujeros de queso
perforando desde sus huecos
aquel largo cuello de savia.
No podíamos ver otra cosa más que belleza
desde allá arriba
un claro y constante esplendor
tanta tanta
espuma marina
brumas
soles como viajeros infatigables que llegaban a la playa
empaquetados en tímidos rayos medio fríos
............................................ medio torrenciales
neblinas diurnas
delicadas lozanías de barcos
zarpando en lentos amaneceres de gouache
serenamente.
Serenamente
vivimos así
allí
aquello
durante mucho tiempo
mucho mucho.
No llevábamos la cuenta
ni nos dábamos cuenta
de que nadie
nadie
tomaba el tiempo en cuenta.
Siglos
........tal vez.
...................Quién lo sabe…
Tal era el modo sin modo del tiempo
en aquel lugar
que ninguno de nosotros usaba
ya
demasiado
las antiguas memorias borroneadas
que alguna vez supimos haber aprendido sobre relojes
o números racionales
computados sobre la recta línea de tediosos almanaques.
Lo pretérito
............... era ahora
.....................una sucesión en círculos
con rostros de lapsos
el futuro
...........era una bonanza simultánea
...........o a veces
...........una regularidad exquisita del instante
la perduración
...........era brevedad insistente que relampageaba ocasionalmente
ya en las vísperas
ya más tarde
ya desde siempre
ya nunca.
El tiempo
el tiempo el tiempo
el tiempo, ese tirano ojeroso
nos importaba una carajo.
El tiempo apenas era
en aquel
.............nuestro sitio
la deserción del transcurrir
el olvido quedo de los ciclos y sus ritmos
la alteración mágica subterranea
................................respirando en lo próximo.
Una vez
...........no sé en cual pendiente ni de qué vigilia
nos cansamos
como quien se harta de todo
en tan poco.
No más sogas, dulces, pipas ni música
Fue cuando deseamos
jugar otros juegos más jugados.
-Juego de germinarnos
                                  (dijimos a dúo).
Dejaste una semilla de transparencia
en mí.
Juego de matriz.
                        (me dije a solas)
Semilla que ensemillaría mi semilla
semilla semilla
Solo una. O fueron muchas. No me acuerdo. No las vi.
Sí recuerdo que creímos
que por ahí
nadaría
una raiz
mezcla impredecible de lo que éramos
algo nuevo
ni uno ni otro
unotro
poderoso fruto hermoso
...............(mejillas de manzana
..........deditos de almíbar
.......boquita de pichón
....pies de golondrina
vivaz tulipán).
Cerca de nuestro árbol
iba y venia un circo trotamundo de trapecistas ciegos
también había una forja con su fuego
(eso era en la casa de la mujer Herrera
........................................ una que creaba sortijas de pan
                                          y todos creían ver en ellas
                                           anillos de plata)
un poco más allá
había hombres carpinteros repujando leños
otros que mezclaban harinas y aceites
las que juntaban ramas, pétalos y néctares
y los que entre redes salían en busca de nuestro alimento
de pecesaletasescamas
despegándolos de gráciles algas verdosas.
En algun lugar estaban también los que silbaban baladas suaves
tocándole las cuerdas a algún viento.
Mientras
nosotros nos prodigábamos fastuosas unciones
de salivas
y cosquillas
dibujadas al azar con plumas de colibrí.
en cada punto y pliegue de nuestra danzante piel.
Vivimos

yo
nuestra vida
en ese habitar arbóreo
intensamente.


Había llegado la estación de los deshielos
el raro mar
anheloso
llamaba a las aves
con esa potencia del deseo que sólo se arrogan los dioses imponentes
coronando con tiaras de aire ensalitrado
a las primeras bandadas
que acudían entonces
en multitudes
a besarse los picos sin cautelas demasiadas
sobre las arenas o los acantilados de aquella isleña tierra.


Y ocurrió que te ví.
De pronto.
no me preguntes cómo ni por qué.
Te vi otro.
No eras el que habías sido hasta ahi
para mí
el que habias sido hasta aquella última estación
en que te vi
                  (catástrofe de catástrofes, pensé)
y no te reconocí:
.......................mirabas por vez primera
.......................con deseos de extravío
.......................un derrotero en fuga
.......................a través de nuestra breve ventana de queso.
Me bastaron tus ojos voladores para saber que ya estabas lejos
.......................(No pregunté.
..............................................Para qué más…?)
Corrí
hacia mi vieja valija de cuero desvencijado.
Guarde prolijamente
sin arrugas
toda mi nada
en esa nada rectangular.
Cerré la boca sin cierre.
Las manos
me temblaban.
La talladora de metales
se allegó a nuestro árbol
mirándome fijamente con una tristeza sabia
ese imparable temblor
que me producía la intemperie de dejarte
y que se me escapaba
en la mojadura tiritona de mis dubitativas palmas
(creo que en ese momento
fue cuando ella,
la Herrera,
me regaló una mirada heféstica
una que me ayudó a partir
mirada partida agitada revuelta firme armada
que aún guardo
.......................en un frasquito asmático
como recuerdo de aquel adios estremecido).


Te dejé.
Sí.
Te dejé.
Tedejétedejétedejétedejétedejétedejétedejétedejé te de jé t e d e j é
t
e
d
e
j
é
y también a nuestro árbol y sus agujeros.


La playa me la llevé,
eso sí,
arrastrada
como pude
bajo mis sandalias gastadas
o a la rastra
bajo los párpados
que no es lo mismo
pero a mí
me da igual.

Creo
nuestra germinación
se volvió anciana
sin haber sido alumbrada
jamás
aunque dicen que dicen
que existe un solar donde mora
todo lo que ha sido ingénito
y perdido
(tal vez la vea
si paso por ese país de lo innacido
quién sabe
algún día
remontando uno de mis barriletes
nómades sin viento ni cola ni cordeles…)


Lógicamente
no supe más de tí.


Hoy llueve y son las 3:22 a.m.
y estoy vagando
con mis vacíos elegíacos
soñando
por momentos
......................(apenas destellos, pero suficientes...)
con el ondeo calmoso de aquellos mares helados
que llegaban
entibiados
a la orilla de mi bosque
tuyo.


También
debo confesar
tengo mis días malditos
rafagueando enojos
espinosos
blandiendo alguna que otra ira.
Cuando llegan esas inesperadas jornadas de rugido
me cuelgo un rememorante collar de caracoles
sobre una gris remera sin corpiño
salgo a la calle
olvidando intencionalmente las preguntas y la linterna
con una luciérnaga apagada tapándome los oídos.
En esos días odiosos
busco refugio en las estanterías de algún mercado
hasta que encuentro algún queso agujereado, redondo y amarillo:
apoyo el ojo en alguno de los hoyos
esperando que aparezca
como una loca
la sibila talladora
para contarme qué ha sido
de tu cara
de tu espalda
de tu mirada prófuga
extraviada extraviada
donde quedaste
en la escultura de yeso de aquella
mi última ventana.
Y espero
algo
lo que sea
sentada
o dormida sobre la hoja caída de algún Jacarandá.


Como quien regresa de detrás de un espejo
al mundo de las horas y las medidas
me doy cuenta que estoy acá
sigo acá
perpleja…
............. y es que aún
............. aún aún
............. no termino de creer que haya seres
............. espectros
............. respirando
............. de este lado del espejo
con sus infames balancitas
de peso fraudulento
mensurándolo todo
todo todo.


Desasosegada
vuelvo sobre mis pasos.
Aunque sé que nunca pasa mucho en los mercados
finalmente
pido que me envuelvan con cuidado
un buen queso de agujeritos.
Lo compro y me lo llevo en paquete de papel de fiambrería.
Llego al cuadrado de mi guarida
con el queso agujereado
lo contemplo
lo miro lo miro
hasta que de a pedacitos
voy comiendo todas y cada una de sus ventanas
un poquito
cada noche
que cuento
como presa
del realismo de este más firme espejismo
donde nadie tiene lugar para un árbol,
ni para huecos
o bahías
menos aún para ocuparse de cultivar tornasoles de amadas infancias
acurrucadas bajo la manta inconfesa
.............................................silenciosa
...............................................de destiempos añorados.





Gabi Romano
Poema perteneciente a "Work in progress" (2009- )


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2 comentarios:

  1. Un placer enorme poder desvirgar con palabras este post:

    Nieva en Madrid,
    seres viviendo sin red,
    espejismo de deseos "non natos"....

    Un beso, si puedes encontrarlo
    (ya me tienes en tu cohorte como seguidor)

    Ricardo

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  2. Gracias (unas gracias ruborizadas, por cierto).

    Sé que nieva en la bella Madrid, y cuánto nieva!

    Algo menos sé de la vida funambulista des-enredada (curiosa paradoja la palabrasentido que se me ha armado a partir de TU poema, así, mayúsculo poema...).

    Y qué decir de los espejismos de deseos... uff... podríamos escribirnos al respecto toda una larga noche, porque aquí mientras te leo que me leíste, es ya madrugada, ya mi hora.

    En cuanto a vtro, beso, caballero, se agradece y sonrío ante su hallazgo. Porque sí, lo he encontrado y con él he hallado un rememorar clásico, de esos de don Bécquer:

    Mientras las ondas de la luz al beso
    palpiten encendidas,
    mientras el sol de las desgarradas nubes
    de fuego y oro vista;
    mientras el aire en su regazo lleve
    perfumes y armonías;
    mientras haya en el mundo primavera,
    ¡habrá poesía!

    Muchas gracias por tu desvirgante post (el placer, Ricardo, ha sido mío).
    Gabi

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