domingo, 3 de julio de 2011

Orfeo, Eurídice y la maldición del tiempo










Orfeo, Eurídice y la maldición del tiempo




El
miró hacia atrás.
No debió.
Mas miró para mirarla,
                                  mirarla
                                  sí
                                  mirala
                                  sólo mirarla
                                  una vez más


...luego
se abrió
un borde abismal
una afonía de colores amortajados
una neblina de agonía
y la completa vastedad del bosque
fue envuelta
con escalofríos invisibles
mientras temblaba hasta lo inaudible
luego...


Orfeo escuchó decir las últimas palabras de boca de Eurídice:

-El cuerpo,
amado mío,
el cuerpo es tiempo.




Gabi Romano
Del poemario "Los senderos de las ninfas" (2009)
 
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